Para el año 1877 fue inventado el primer tocadiscos llamado fonógrafo por el inventor Tomas A. Edison, en el cual consistía en la grabación de un sonido en un cilindro que luego hacía girar contra una aguja. Ésta subía y bajaba en los surcos del cilindro, produciendo vibraciones que se amplificaban en una bocina cónica.
Desde su nacimiento pasaron trece años de modificaciones donde se utilizaron tres tipos de materiales como soportes para la grabación y reproducción del sonido que fueron ensayados además del propio Edison, por varios investigadores italianos, ingleses, norteamericanos, entre otros.
El primero fue el papel de estaño (tin-foil), luego le siguió el tubo de cartón parafinado y en 1890 el cilindro de cera macizo, que gracias a este se comenzó con la difusión comercial del fonógrafo.
Durante el transcurso de esos años, específicamente en 1888, un ciudadano alemán radicado en Washington llamado Emilio Berliner, en el cual registraba y patentaba una maquina muy similar al fonógrafo pero con la diferencia de que ésta no usaba el cilindro como soporte de la grabación sino, un disco plano y además la impresión se efectuaba en el surco por amplitud lateral y no como en el cilindro que se hacía en forma vertical (hill-and-dale). A esa máquina parlante Emilio Berliner la bautizó con el nombre de gramófono.
La principal ventaja que trajo el gramófono sobre el fonógrafo es que al solo una vez se podrían reproducir miles de copias, en cambio el fonógrafo si se quería reproducir miles de copias, se tenía que insertar el sonido varias veces en diferentes fonógrafos.
Luego de varias modificaciones se llegó a lo que se conoce hoy en día como el "Tocadiscos" o también conocido como platina de discos, giradiscos o fono chasis.
Conformado por un conjunto de partes como lo son: el plato giradiscos, la capsula y el brazo fonocaptor, conformando la parte externa del tocadiscos.